En las celebraciones y fiestas es frecuente que algunas personas alarguen sus veladas hasta altas horas de la noche. Conducir con sueño y fatiga es un riesgo para todos. La fatiga y falta de sueño se restablecen descansando y durmiendo. Ningún estimulante es capaz de revertirla; quizás pueda enmascararla, pero es un engaño.

Y alcohol y drogas tienen importantes efectos sobre el sueño. En ocasiones para poder dormir bien hay que empezar prescindiendo del alcohol y drogas. También podríamos incluir el exceso de comida. Si es inadecuado conducir con hambre por el riesgo de que los niveles de glucosa desciendan demasiado y seamos incapaces de reaccionar a las necesidades del tráfico, conducir tras una comida copiosa puede ser igualmente difícil, por la dificultad para concentrarse, etc, máxime si se han ingerido bebidas alcohólicas.